Últimamente me siento bombardeada en cuanta red social tengo
de “marcas” superfluas que hacen su quince y ultimo a punta de vender artículos
a un costo que está muy alejado de su valor. Por ejemplo, puedo contarles que
hay una marca valenciana que vende a precios exagerados cintillos hechos con una tira
de encaje pegada a una goma elástica de pantaleta, es absurdo, pero
lo que encuentro increíble es: primero hay personas que están dispuestos a
comprarlos y segundo, se sienten feliz con su compra, es ese el poder que tiene
una etiqueta linda y las fotos que subió la marca a instagram de bloggers
usando el cintillo. Cada quien tiene derecho a tener su rebusque, algunos venden su cupo cadivi otros hacen cintillos, mi punto es que yo no los compraría porque para mí no valen lo que cuestan.
He notado que con el cuento de talento nacional y hecho a mano nos meten el
bowe, por eso hace ya bastante tiempo
trato de no ir a esos mercaditos de “diseño”, al menos en Barquisimeto, casi todos
los stand tienen lo mismo, a precios ilógicos y calidad media, hay excepciones por supuesto (siempre las hay) pero hoy ando en una de criticar. Sin hablar de masas y
yéndonos a lo que me gusta llamar la farándula alternativa esto esta muy pero
muy relacionado con el eterno amiguismo que hay en Venezuela, no sólo en la política
eh? es una cosa loca, un día vez una marca/blogger/dj/diseñador en todos lados,
te preguntas, ¿cómo pasó esto tan de repente? y sas, es el resultado de esfuerzo, dedicación, talento y amiguismo.
Desde que empecé a comprar todo yo, con el dinero producto de mi sudor
estoy más consciente de la diferencia entre valor y costo, tenemos que el
costo según lo define la RAE es la “Cantidad que se da o se paga por algo”y el
valor, la RAE lo define como “Grado de utilidad o aptitud de las cosas, para
satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite”. ¿Se aprecia la
gran diferencia no? es obvia, pero a veces la pasamos por alto. El valor es subjetivo,
puede que yo en mi obtusa mente no entienda que para alguien sea una necesidad
y le de plena satisfacción comprar el cintillito (uso el cintillo ya que traje
el ejemplo a la mesa) así como alguien tal vez no pueda entender que yo compre anillos así me queden grandes y termine no usándolos.
Por otro lado, relacionado con el tema pero hablando en masas, en mi país la uniformidad es
extrema, no he vivido en otros países así que no sé si esto es común y no estoy muy segura de quien marca la pauta (imagino
que la industria, comerciantes y distribuidores) pero a veces tengo la sensación de
que alguien va gritándole qué hacer a la gente “Todas a usar headbands, todas
con sus carteras furla, todas con collar
de búho todos con camisa columbia” no es una moda normal de temporada como
decir que este verano se está llevando el blanco y negro, NO, es una obsesión,
hasta el punto que vas en un bus por la calle y ves a buhoneros con todo en
versión pirata, tienditas que ahora venden sólo eso, vas a un evento o a comer
helado y 3 de 4 personas cargan su uniforme, es desproporcionado. Al mes la
fiebre pasó, el buhonero se reinventó y miles de mujeres se quedaron con su
collar de búho en una gaveta, tristemente.
No me malinterpreten, estoy a favor de lo nuestro, pero sobre todo a favor de las cosas bien hechas, que tengan coherencia en la relación costo/valor, sinceramente más de una vez he caído en el juego de comprar una prenda de mala calidad en una tienda cara por el rush del momento, pero nunca por querer sentir que formo parte del conglomerado de gente que está usándola.
Y esto es un breve resumen de mi punto de vista acerca de la idiosincrasia del venezolano a la hora de comprar moda.
Espero escribir más, hace años amaba escribir y deje de hacerlo y ya ni recuerdo las razones, espero ser constante y que Hablemos de... se convierta en una sección del blog.
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